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Al aplicar la ecuación E + R = D se mejora la resiliencia y adaptabilidad de un negocio ante eventos inesperados.
E + R = D
Evento más Reacción igual a Desenlace.
Esta es una de mis ecuaciones preferidas y que puede ser aplicable a diversas situaciones empresariales y hasta personales. Veamos qué significan cada una de estas variables.
Evento
Según Wikipedia se trata de “una situación azarosa, singular y continua, cuyos efectos modifican el sentido de lo histórico, lo social o lo político además de lo cultural”.
Y vaya que hemos sido testigos de eventos de gran trascendencia en estas últimas décadas: el 9/11, la guerra en Ucrania, la aparición de los autos eléctricos, el actual movimiento de regionalización contra globalización, el calentamiento global, el tipo de cambio de tu moneda, los cambios en los hábitos de consumo, nuevos competidores y productos y por supuesto, la pandemia del COVID-19. Puedes agregar muchos otros, algunos que pudieran ser particulares a tu industria, como regulaciones específicas y que aparecen constantemente.
Reacción
En la variable anterior, tú o tu empresa no tuvieron nada que ver con su aparición, pero en esta variable, tu respuesta de reacción si cae bajo tu responsabilidad, tu visión y tu habilidad de gestión.
Utilizar empaques ecológicos, incorporar tecnología como parte de tu mejora continua, apegarte al “ASG” (ambiente, social y gobernanza), el home office, fortificar tus alianzas con clientes y proveedores, incorporar a tu ADN procesos de innovación, tener una mayor disciplina financiera, contar con planes de contingencia, definir los criterios y pasos para tu sucesión, incorporar marketing digital, desarrollar y mantener talento humano. Estas serían algunas de las posibles reacciones que podrías tener ante la aparición azarosa de cualquier evento.
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En la medida de una rápida y efectiva reacción y un seguimiento a los resultados que obtengas al aplicarla, tendrás un diferente Desenlace.
No puedes cruzarte de brazos y simplemente esperar para “ver qué pasa”, pues en ese lapso puedes perder participación en el mercado, dejar pasar oportunidades de negocio y, en un caso extremo, poner en riesgo la supervivencia del mismo.
Pero como ya lo hemos mencionado en este espacio, contar con una buena capacidad de reacción no es tema de buena voluntad. Tu empresa y sus altos mandos deben estar capacitados, contar con las herramientas necesarias, tener procesos ágiles y fácilmente adaptables a nuevas exigencias y contar con sistemas, también ágiles, que faciliten la planeación, medición y por ende la toma de decisiones y acciones pertinentes.
Espero que esta reflexión no se quede solo en eso, sino que te invite a la acción.
“Estar preparado para lo inesperado. No importa que las cosas salgan según lo previsto, siempre hay que estar preparado para cambios repentinos” John Katzenbach. Un final perfecto
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